Después de la práctica anterior seguro que nuestros labios mayores y menores están activos e Irrigados, lo cual significa una muy buena preparación para iniciar un contacto profundo con tu clítoris.

Mucha gente piensa sólo en la pequeña perla visible e intensamente sensible cuando se habla del clítoris; sin embargo, el clítoris consta de cuatro partes que están presentes en toda la cavidad pélvica: La perla, también llamada perla del placer o glande, el prepucio, también llamado capuchón o capucha, el cuerpo y las raíces, en cuanto a su forma y tamaño el clítoris es bastante especial, La perla del clítoris puede medir entre uno y quince milímetros, es decir, puede ser minúsculo o del tamaño de una avellana. En otras mujeres la perla es tan pequeña y escondida que apenas si se empieza a percibir bien en estado de excitación. La sensibilidad y la excitación sexual son independientes del tamaño y forma del clítoris. En algunos casos la perla tampoco es redonda, puede ser puntiaguda e incluso segmentada.

El tamaño del cuerpo del clítoris oscila entre medio y cuatro centímetros. Se trata de la zona después de la perla. Si vas con el pulgar y el índice desde la perla hacia la parte inferior y luego te devuelves puedes sentir con exactitud el cuerpo del clítoris. Se siente como una cinta elástica redonda en movimiento. La perla y el cuerpo están cubiertos casi en su totalidad por un prepucio, o para ser más gráficos, por un capuchón. Puede ser largo y voluptuoso o corto y con poca piel. Éste protege la perla del clítoris del constante estímulo aun en las mujeres con clítoris expuesto. En algunas mujeres se necesita correr el prepucio totalmente para ver la perla.

Las raíces, la parte no visible ni tangible del clítoris que se separa en forma de Y invertida adaptándose a la forma de la cavidad pélvica, miden aproximadamente siete centímetros y medio.

Si ahora queremos calcular el promedio del tamaño de un clítoris en estado de no excitación debemos sumar cinco milímetros de la perla más dos centímetros del cuerpo y aproximadamente siete centímetros y medio de las raíces, lo que nos da un tamaño promedio de diez centímetros, más de lo que muchos de nosotros creíamos.

Casi todos los músculos de la zona pélvica están conectados de alguna forma con la sensible perla del clítoris y recubren casi toda la zona del cuerpo del mismo. Ambos músculos isquiocavernosos parten del isquion rodeando el cuerpo del clítoris y cubriéndolo. Forman dos lados del triángulo con la perla del clítoris en el ángulo superior. Ambas cuerdas musculares se unen con el músculo transverso del perineo, que también es par, De esta forma el clítoris está totalmente conectado con la cavidad pélvica.

El tamaño de la perla del clítoris no estimulada es en promedio de cinco milímetros. En esa pequeña superficie se encuentran aproximadamente ocho mil terminaciones nerviosas que transmiten las impresiones sensoriales durante la estimulación sexual. A la zona circundante llegan algunos más. En total pertenecen al centro de lujuria femenino no sólo la perla, el cuerpo y las raíces del clítoris, los labios menores, el orificio del Yoni, la muy erógena uretra con todo su pronunciado tejido esponjoso que sólo se puede separar de la pared anterior vaginal de manera artificial, sino también el perineo, sus músculos, infinitas terminaciones nerviosas y toda una red de vasos sanguíneos. Todo este conjunto se debe tener en cuenta cuando se habla del deseo femenino. En el ciclo de reacción sexual, el clítoris, los labios menores y el tercio delantero de la vagina forman una unidad funcional.

Cuando una mujer es estimulada sexualmente, los tejidos se llenan de sangre, el clítoris aumenta su tamaño casi al doble y los músculos se tensionan. Cuando la excitación se acerca al punto máximo, la perla del clítoris se levanta de tal forma que desaparece totalmente bajo la capucha como forma de protección ante tanta estimulación. Después del orgasmo aparece de nuevo.

A las mujeres les encanta el acercamiento al clítoris de forma suave y cuidadosa. El tacto lento y cuidadoso sin dejar a un lado los labios menores facilita bastante el acceso. Una estimulación muy fuerte y rápida conduce normalmente a la sobreestimulación cohibiendo la sensibilidad de la perla del clítoris.

A gran número de mujeres les gusta ser estimuladas en la perla del clítoris y en el punto G, ya sea al tiempo o alternadamente.

En el juego amoroso existe la posibilidad de consentir la perla del clítoris de tu cónyuge suave y detalladamente con la lengua, mientras uno o dos dedos se deslizan hasta el Yoni para estimular toda la región del punto G.

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