Hay dos sistemas que gobiernan la comunicación y el funcionamiento interno de nuestro cuerpo: el endocrino, regulado por hormonas, y el nervioso, regulado por señales eléctricas y neurotransmisores,

El sistema nervioso se puede clasificar de dos maneras diferentes. Si lo hacemos por estructura podemos distinguir entre el sistema nervioso central, constituido por la médula espinal y el encéfalo (cerebro, bulbo raquídeo y cerebelo), y el sistema nervioso periférico, formado por todas las fibras nerviosas que comunican los órganos internos, los músculos y la piel con la médula espinal. Esta comunicación puede ser en dos direcciones: el sistema nervioso periférico tiene nervios sensoriales que envían información desde la piel y los órganos internos hacia la columna y el cerebro, y nervios motores que transmiten a los músculos las instrucciones del sistema nervioso central. El nervio pudendo y el pélvico formarían parte, por ejemplo, de este sistema nervioso periférico.

El sistema nervioso también se puede clasificar en: a) sistema nervioso somático, que controlamos y manejamos conscientemente (mover un brazo), y b) sistema nervioso autónomo, que regula de manera automática las reacciones y procesos involuntarios de nuestro organismo.

Este último es el que ahora nos interesa, porque tiene dos estados claramente bien diferenciados: el sistema nervioso autónomo parasimpático y el sistema nervioso autónomo simpático. Pensemos en las diferentes necesidades de nuestro cuerpo cuando estamos haciendo la digestión, o cuando nos está atacando un león en la sabana. En condiciones normales el cuerpo se encuentra relajado funcionando bajo las órdenes del sistema nervioso parasimpático: función digestiva activada, esfínteres relajados, riego sanguíneo a Órganos internos, predisposición a la actividad sexual… Pero cuando de repente se produce una situación de estrés y todo nuestro organismo debe reaccionar de inmediato, se activa el sistema simpático: bronquios dilatados para permitir más entrada de oxígeno, incremento del ritmo cardíaco, segregación de adrenalina en las glándulas suprarrenales, pupilas dilatadas para tener más visión, inhibición de las funciones digestiva y reproductora, sangre y glucosa hacia los músculos, etcétera. En lo referente a la respuesta sexual, los nervios pudendo y pélvico están regulados por los ganglios parasimpáticos. Es decir, para que funcionen correctamente debemos estar relajados bajo el control del sistema nervioso parasimpático. Pero si estamos estresados por miedo o cualquier otro tipo de presión, se activa el sistema simpático y todo cambia de estado. Desde segmentos torácicos en mitad de la columna vertebral llega la señal de constreñir las células musculares alrededor de las arterias que permitían la entrada de sangre al cuerpo cavernoso del pene y del clítoris, de manera que la excitación física se ve dificultada.

Etiquetas: , , ,

On this website we use first or third-party tools that store small files (<i>cookie</i>) on your device. Cookies are normally used to allow the site to run properly (<i>technical cookies</i>), to generate navigation usage reports (<i>statistics cookies</i>) and to suitable advertise our services/products (<i>profiling cookies</i>). We can directly use technical cookies, but <u>you have the right to choose whether or not to enable statistical and profiling cookies</u>. <b>Enabling these cookies, you help us to offer you a better experience</b>.