Ahora que ya has tenido un contacto más intensivo con todas las zonas visibles y externas de tu Yoni o del de tu esposa, examinaremos las zonas que no son visibles desde el exterior.

Como ya lo constatamos, hay una gran diferencia entre la pared vaginal anterior y la posterior respecto a la capacidad de sensaciones que cada una puede albergar. Eso se debe a que la pared vaginal anterior está directamente conectada con el tejido blando más sensible de la uretra. Por esta razón, al hablar del punto G no estamos hablando realmente de un punto sino de toda una zona erógena en la parte anterior de la bóveda de la vagina. Por tanto, la uretra y su tejido cavernoso son fundamentales para nuestra sexualidad.

Existen diferentes teorías sobre la sensibilidad del punto de la diosa, sin embargo en todas ellas hay un punto de la parte anterior de la zona del Yoni que desempeña un papel especial. Una teoría afirma que los nervios encargados del placer de la perla pasan exactamente por ese lugar en su camino hacia la columna vertebral. Ese punto está ubicado en el Yoni detrás del pubis, en la zona de la pared anterior de la vagina. El punto G se puede reconocer porque el tejido en ese lugar es rugoso o duro, mientras que el resto de la pared es liso. Queda un poco hacia la izquierda en un pequeño hoyo, desde el punto de vista de quien realiza el masaje. Además, hay unas terminaciones nerviosas entre el punto de la diosa y la vejiga, por lo cual al estimular este punto se sienten falsas ganas de orinar.

El punto de la diosa está rodeado por un tejido esponjoso, llamado cuerpo esponjoso de la uretra, el cual rodea la uretra y a la vez sirve como amortiguador cuando el pene o un dedo penetran la vagina. En estado de excitación sexual, el cuerpo esponjoso se irriga bastante y con demasiada excitación puede aparecer, por acción de las glándulas de Skene, un fluido similar al de la próstata masculina, conocido como eyaculación femenina.

Del mismo tejido del que se producen las glándulas del cuerpo esponjoso de la uretra en la mujer durante el desarrollo fetal está compuesta la próstata en el hombre, el lugar donde se unen la secreción prostática y el semen antes de eyacular.

Durante la eyaculación femenina puede suceder que en determinadas circunstancias no se trate solamente de un par de gotas sino de verdaderos chorros. Las mujeres que eyaculan por primera vez a menudo se asustan, pues creen que están orinando.

Las sensaciones del interior del Yoni dependen totalmente de qué tan abierta y preparada para eso esté la mujer en el momento. Algunas mujeres se quejan de dolor durante la penetración y tienen miedo de que su sexualidad se afecte continuamente por eso. Luego, cuando les pregunto si siempre sienten ese dolor, casi todas encuentran dentro de sus recuerdos determinadas situaciones claras en las que el dolor no aparece.

Muchas mujeres están acostumbradas a la penetración de su vagina rápida y sin preparación, antes de que sea el momento justo. Algunas aprenden a vivir con eso, otras en cambio se cierran y reaccionan ante esa situación con dolor. Por eso es importante tener claro que cada mujer necesita un determinado tiempo para abrirse; por desgracia muchas nunca aprendieron a ponerlo en práctica.

Con frecuencia, las sensaciones de la mujer durante la estimulación son muy profundas y el placer que surge en ese momento se percibe como abandono y desgaste; la mujer se siente sexualmente más presente.

No obstante, en muchas mujeres es mejor descubrir y explorar la zona del punto de la diosa intuitivamente, pues si no han estado en verdadero contacto con él es muy posible que sientan muy poco o incluso nada. Las sensaciones en esa zona se hacen más intensas cuanto más nos ocupemos de ella.

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