Feb
2024
ANATOMÍA SEXUAL FEMENINA X: EL ÚTERO
by Sexologia Pamplona | in Anatomía Sexual | 0 comments
Podemos entrar en contacto consciente con el útero de una forma energética y espiritual.
El útero es un Órgano musculoso con forma de pera, localizado en el centro inferior de la pelvis entre la vejiga y el recto. Fuera del estado de embarazo, el útero puede tener una longitud de siete a ocho centímetros. Está compuesto por dos partes de igual tamaño, el cuerpo y el cuello uterino (cérvix). El último se eleva un par de centímetros hacia el canal vaginal superior. Desde allí se puede palpar el cérvix con los dedos u observar con un espéculo. Durante la ovulación, el cuello uterino es más ancho y sobresale en el canal vaginal; sólo cuatro o cinco días después de la ovulación vuelve a su ubicación acostumbrada, hacia abajo. Mediante la práctica se puede determinar con el tacto si una mujer acaba de tener sus días de fertilidad o no. La estructura del útero cambia durante la ovulación; antes de ésta es compacta, y en ese momento es más blanda y más permeable.
El útero se sostiene hacia un lado en la pelvis gracias a los ligamentos; éstos son muy elásticos y pueden adaptarse a todos los cambios de tamaño que éste sufre durante el período de gestación.
El útero también desempeña un papel específico en la sexualidad, ya que su estructura muscular es muy activa. Durante la estimulación sexual, el orgasmo o el contacto con la mano se contrae y se encarga de las contracciones rítmicas sexualmente estimulantes.
Las trompas de Falopio se encuentran a la derecha y a la izquierda, en la base superior del útero. En la parte final de cada una se hallan las fimbrias, allí donde se encuentran los ovarios. Las trompas de Falopio unen los ovarios con el útero. Las fimbrias, que pueden imaginarse como unos helechos deshilachados, recogen el óvulo durante la ovulación, el cual se desliza desde el ovario hasta la trompa.
Los ovarios en las mujeres corresponden a los testículos en los hombres y las trompas de Falopio a los conductos espermáticos, pero para el útero no existe una correspondencia en el hombre.
La mayoría de las mujeres no sienten cuando le tocan su cuello uterino; sin embargo, muchas dicen que en el momento del contacto algunas sensaciones cambian.
El útero es el órgano que nos comunica a la mujer con la naturaleza cíclica y por lo eso mismo se dan en ella los mismos ciclos rítmicos. Ningún otro órgano determina la vida de la mujer tan persistentemente: La menarquía (la primera menstruación) es el inicio de la madurez sexual con el cual la niña empieza a ser mujer. El período mensual refleja el vínculo constante con la naturaleza, con los ciclos de la Luna y el ritmo de la Tierra. La ausencia de período menstrual puede ser una señal de embarazo, lo cual significa un cambio para la mujer.
Durante el embarazo, pero sobre todo durante el parto, el útero se vuelve lo más importante en la conciencia de la mujer; ningún otro órgano en el cuerpo humano posee tal flexibilidad y capacidad de adaptación como el útero. Poco antes del parto puede aumentar cien veces su tamaño original, multiplicar su volumen y en tan sólo seis semanas volver a su tamaño normal, como si nada hubiera pasado.
Con la paulatina disminución del sangrado empieza la menopausia, lo que también anuncia una nueva y determinante etapa en la vida de la mujer. Ese período de vida representa el paso de la mujer fértil a la mujer mayor sabia.
El ciclo menstrual se podría asemejar a las fases de la luna que se despliegan en el útero se pueden ver como una correspondencia microcósmica de los ciclos de la creación.
El útero se encuentra en el abdomen y podemos imaginarlo como un tambor. Cuando se golpea un tambor poco tensionado se pierden la energía y el sonido. Si el tambor está muy tensionado, el sonido rebota sin vibrar ni sonar. Pero si el tambor está bien templado se despliega un sonido fuerte y limpio; si tocamos el tambor durante una hora o más entramos en un mundo nuevo, fuera del tiempo, en el pasado y en el futuro. Eso es exactamente lo que sucede con el abdomen y el útero. Si el abdomen está muy flácido no puede retener nuestra energía vital y ésta se pierde; si está muy tenso y duro no la mujer no está suficientemente abierta a recibir energía nueva y fresca ni nueva información. Todo rebota, como un balón contra la pared. Si, por el contrario, el abdomen tiene una buena tensión se pueden recibir las energías creadoras que inspiran, retenerlas y transformarlas.
El útero y los ovarios forman una especie de centro, de corazón en el vientre bajo; así como el corazón, el útero tiene una función intermediaria entre la parte activa y la que recibe en la mujer.
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