La mujer está directamente unida al poder de la Luna gracias a su ciclo. Al inicio de la pubertad, entre los diez y los trece años empieza un período cíclico que la acompañará hasta los cuarenta o cincuenta y cinco años.

Con la menstruación, reflejo del período lunar —así como a todo el ciclo femenino mensual-, la mujer puede ingresar nuevamente en un espacio nuevo para encontrarse con su feminidad. El período lunar se experimenta físicamente mediante la sangre, el flujo y las reacciones corporales. El período lunar no es un órgano físico sino un ciclo emergente de la naturaleza femenina. Tales procesos del período lunar se reflejan en los sentimientos y por consiguiente en todos los proyectos de vida. El ciclo menstrual es dirigido hormonalmente por el cerebro; la parte del cerebro medio denominada hipotálamo libera un factor estimulante de la hipófisis. La hipófisis a la vez produce la hormona foliculoestimulante (FSH) que estimula la maduración de los ovarios.

El ciclo femenino está compuesto por cuatro fases:

La primera fase, de maduración folicular, empieza inmediatamente después del período lunar (menstruación); mediante la hormona FSH comienza la carrera de los folículos hacia los ovarios. Aproximadamente veinte folículos van madurando al tiempo, pero sólo uno o máximo dos alcanzan la rotura folicular, los demás renuncian o perecen. Estos folículos, principalmente el más rápido de ellos, han producido con anterioridad la hormona femenina llamada estrógeno, y bajo su influencia se crea una capa de moco en el útero que le proporciona al óvulo fecundado el medio nutritivo necesario.

Aproximadamente a partir del día catorce se produce la ovulación gracias a la hormona luteinizante (LH); el folículo mejor madurado “salta” a una de las trompas de Falopio para enviar su óvulo al camino de la fecundación. Donde el ovulo es transportado por las trompas de Falopio hacia el cuello uterino con la ayuda de las fimbrias, como en una banda transportadora. Este proceso dura de cinco a seis días. Después de la ovulación termina la fase de maduración folicular, determinada por el alto nivel de estrógeno.

Ahora empieza la fase del cuerpo lúteo o amarillo. Los restos del folículo dejados a un lado por el óvulo se convierten en el cuerpo lúteo. Allí se crea una nueva hormona, la de cuerpo amarillo o progesterona, cuya tarea es continuar con el trabajo comenzado por el estrógeno, además de seguir construyendo el endometrio con rapidez para que el óvulo fecundado pueda alimentarse. Si el óvulo no es fecundado, el cuerpo lúteo detiene nuevamente la producción de progesterona y se cierra.

El nivel de estrógeno y progesterona desciende en la sangre, el útero rechaza al cuerpo amarillo y éste junto con sangre y moco fluye a través de la vagina o el Yoni. De esta forma se presenta nuevamente el período lunar (menstruación) que en la mayoría de las mujeres dura entre tres y cinco días.

Después de este proceso, el hipotálamo vuelve a liberar su factor estimulante de la hipófisis y el ciclo empieza de nuevo. El intervalo entre la ovulación y el ciclo lunar siempre dura dos semanas cuando no se produce la fecundación del óvulo, ya que el cuerpo lúteo, que se convierte en una glándula productora de hormonas, tiene un reducido período de vida de doce a dieciséis días. Eso significa que la menstruación siempre va a producirse doce o dieciséis días después de la ovulación, independiente de la duración del ciclo.

En el cuello uterino, en el flujo que produces constantemente, puedes reconocer con claridad en qué fase del ciclo te encuentras:

Al principio del ciclo, cuando el nivel de estrógeno es bajo, produces muy poca mucosidad; esta es pegajosa, opaca y estéril.

Hacia la mitad del ciclo aumentan el nivel de estrógeno y la mucosidad, haciéndose esta última más clara; en el momento de la ovulación, cuando el estrógeno alcanza su máximo nivel, la mucosidad se torna suave y transparente; en ese momento produces diez veces más mucosidad que al principio del ciclo. Si tomas un poco entre los dedos índice y pulgar tendrás largos y brillantes hilos de mucosidad, que en este momento es fértil, es decir, tiene pequeños canales en forma de fibras por los cuales los espermatozoides pueden moverse hacia arriba; allí se nutrirán y protegerán hasta que sean aceptados por el útero o nuevamente eliminados por el reflujo.

Después de la ovulación empieza la fase del cuerpo amarillo, y debido a la progesterona la mucosidad vaginal se vuelve nuevamente estéril después de dos días. El nivel de estrógeno disminuye, la mucosidad se reduce nuevamente y se torna un poco amarillenta, densa, pegajosa y opaca. Es posible que en esta fase deje una leve marca de tono amarillo y consistencia lechosa en la ropa interior.

Durante el período de la Luna, la mucosidad sale acompañada de sangre.

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